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SHORT STORIES: THE FABLE
1) Read the story by Aesop. (Lee el texto de Aesop que figura en el archivo de
PDF)
2) Complete exercise 2 by putting
the sentences in the correct chronological order. (Completá el ejercicio 2 poniendo las oraciones en
el orden cronológico correcto, es decir, en el order en que suceden en la
historia.)
3) Complete exercise 3 with the
ideas from the text. The answers can be in Spanish. (Completá el ejercicio 3 con las ideas del texto.
Las respuestas pueden estar en castellano. Por ej: Characters (personajes): el
ganso, el granjero y su esposa).
Hand in the activities at: vaninapiana@gmail.com. Entregá
las actividades a esta dirección de mail.
THE WILD WEST: MYTH OR REALITY?
1) Translate these words: (Traducí las siguientes palabras)
Exciting:
Boring:
Hard-working:
Isolated:
Handsome: Farmer:
Skilled:
Dull:
Hard drinkers:
2) Find the opposite of: exciting- handsome- isolated. (¿Cuál es el
opuesto de…?)
3) Read the text. (Leé el texto)
THE MYTH
In the American western films, the west is shown as a difficult, wild but
exciting place to live. The “good guys”
are seen as honest, hard-working cowboys who live alone in the wild. They are
handsome and strong, skilled horsemen and hard drinkers.
By the end of the film the bad guy is always defeated. He is arrested or
killed. The town is saved and the good cowboy rides off into the sunset.
THE REALITY
In reality, the American west was a boring place. The majority of people
were farmers. Their farms were isolated and neighbours didn’t see one another
for weeks. As in all towns, there were criminals, but most people were honest
and hard-working.
When gold was discovered in California in 1848, many men went there to get
rich. Some found a little gold and made
money but they spent everything at the local bars. There were gunfights and men
were killed, but this type of life was not typical. In fact, the cowboy was
only in the America mid-west for about 20 years, from 1870 to 1890. And even
during this period, the life of a cowboy was dull. Most cowboys spent their
days, on horseback rounding up cattle and struggling against the dangers of
heat, cold, stampedes and hostile native indians. It was all vey different from
the Hollywood version.
3) True or false?
a) Real life in the American west is similar to the Hollywood version.
b) In films, the American west is a dangerous place.
c) In real life, the American west farms were quiet areas.
d) Cowboys did not exist in the American west.
e) People found a lot of gold in the wetern area of the States.
4) Answer: How did cowboys spend their days? (Respondé: ¿Cómo pasaban sus
días los vaqueros?. Se puede responder en español)
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Mujeres
y escritura: un arduo camino
En
la actualidad conocemos los nombres de muchas escritoras. Argentinas,
latinoamericanas o de otras partes del mundo, contemporáneas o del pasado, son
escritoras que han producido narrativa, teatro, poesía, ensayo y géneros
diversos. Probablemente hemos leído a algunas, varias o muchas. No nos
sorprende su presencia ni su fama, ni que se diga que son grandes escritoras.
Sin embargo, esto no ha ocurrido siempre de la misma manera. Hubo épocas (no
muy lejanas) en las que la mujer era “reina” del ámbito privado (la casa, el
hogar) pero su participación pública (ya sea en la literatura, el arte en
general, la política, la universidad) era algo raro, atípico, poco aceptado o,
incluso, escandaloso y “poco femenino”. No siempre las mujeres pudieron
escribir libremente, publicar, ser reconocidas del mismo modo que sus pares
varones. No importaba que lo producido por ellas fuera tan bueno o mejor que lo
que hacían los escritores (hombres): era difícil que los editores aceptaran y
publicaran sus obras y que el público lector las comprara y leyera. Era difícil
aun escribir, robando momentos a las tareas “femeninas”, a las obligaciones
familiares y enfrentar la censura de las personas cercanas, que veían con malos
ojos las aspiraciones de la escritora. Esto ocurrió durante mucho tiempo. En
1928, la autora inglesa Virginia Woolf dio dos conferencias, que luego (en
1929) publicó en forma de ensayo. Este texto se ha hecho famoso por el análisis
que hace de la relación entre las mujeres y la escritura, entre el deseo de
escribir y la presión de la realidad y la sociedad, que ponen obstáculos. Y la
conclusión que saca es contundente: para escribir, una mujer tiene que tener
dinero y un cuarto propio. Lo que Virginia Woolf quiso decir está muy claro:
una escritora necesita autonomía, independencia económica. Además, un cuarto
propio, un espacio. Pero hablar de un espacio no sólo se refiere a una
habitación donde poder trabajar. También al espacio mental, a la posibilidad de
darse permiso para escribir, a la idea de permitírselo sin sentir culpas. El
título de ese texto es, precisamente, "Un cuarto propio". Y se
convirtió en una referencia obligada para demostrar cómo, a través de la
historia, el hecho de ser mujer ha puesto trabas para el desarrollo de ciertas
tareas, para el cumplimiento de algunos propósitos. Entre ellos, la escritura.
Actividad 1
Los
siguientes fragmentos pertenecen a "Un cuarto propio", el ensayo de
Virginia Woolf. Les pedimos que los lean y completen las consignas que
encontrarán a continuación.
A pesar de todo no pude dejar de pensar, mirando las obras de Shakespeare en el estante, que el obispo tenía razón cuando menos en esto: le hubiera sido imposible, del todo imposible, a una mujer escribir las obras de Shakespeare en la época de Shakespeare. Dejadme imaginar, puesto que los datos son tan difíciles de obtener, lo que hubiera ocurrido si Shakespeare hubiera tenido una hermana maravillosamente dotada, llamada Judith, pongamos. Shakespeare, él, fue sin duda —su madre era una heredera— a la escuela secundaria, donde quizás aprendió el latín —Ovidio, Virgilio y Horacio— y los elementos de la gramática y la lógica. [...] marchó a Londres a buscar fortuna. Sentía, según parece, inclinación hacia el teatro; empezó cuidando caballos en la entrada de los artistas. Encontró muy pronto trabajo en el teatro, tuvo éxito como actor, y vivió en el centro del universo, haciendo amistad con todo el mundo, practicando su arte en las tablas, ejercitando su ingenio en las calles y hallando incluso acceso al palacio de la reina. Entretanto, su dotadísima hermana, supongamos, se quedó en casa. Tenía el mismo espíritu de aventura, la misma imaginación, la misma ansia de ver el mundo que él. Pero no la mandaron a la escuela. No tuvo oportunidad de aprender la gramática ni la lógica, ya no digamos de leer a Horacio ni a Virgilio. De vez en cuando cogía un libro, uno de su hermano quizás, y leía unas cuantas páginas. Pero entonces entraban sus padres y le decían que se zurciera las medias o vigilara el guisado y no perdiera el tiempo con libros y papeles. Así, pues, a finales del siglo dieciocho se produjo un cambio que yo, si volviera a escribir la Historia, trataría más extensamente y consideraría más importante que las Cruzadas o las Guerras de las Rosas. La mujer de la clase media empezó a escribir. Porque si "Orgullo y prejuicio" tiene alguna importancia, si "Middlemarch" y "Cumbres borrascosas" tienen alguna importancia, entonces tiene más importancia que lo que es posible demostrar en un discurso de una hora el hecho de que las mujeres en general, no sólo la aristócrata solitaria encerrada en su casa de campo, se pusieran a escribir. Sin estas predecesoras, ni Jane Austen, ni las Brontë, ni George Eliot hubieran podido escribir, del mismo modo que Shakespeare no hubiera podido escribir sin Marlowe, ni Marlowe sin Chaucer, ni Chaucer sin aquellos poetas olvidados que pavimentaron el camino y domaron el salvajismo natural de la lengua. Porque las obras maestras no son realizaciones individuales y solitarias; son el resultado de muchos años de pensamiento común, de modo que a través de la voz individual habla la experiencia de la masa. Jane Austen hubiera debido colocar una corona sobre la tumba de Fanny Burney, y George Eliot rendir homenaje a la robusta sombra de Eliza Carter, la valiente anciana que ató una campana a la cabecera de su cama para poder despertarse temprano y estudiar griego. Todas las mujeres juntas deberían echar flores sobre la tumba de Aphra Behn, que se encuentra, escandalosa pero justamente, en Westminster Abbey, porque fue ella quien conquistó para ellas el derecho de decir lo que les parezca [Las distintas mujeres que menciona Virginia Woolf (Jane Austen, Charlotte y Emily Brontë, Fanny Burney, George Eliot —seudónimo masculino para ocultar el nombre de Mary Anne Evans—) son escritoras inglesas que vivieron en los siglos XVIII y XIX. Aphra Behn (1640-1689) es considerada como la primera escritora profesional de la historia inglesa.].
Virginia Woolf, Un cuarto propio, Barcelona, Seix
Barral, 2008.
a) En el primer fragmento, vemos que Virginia Woolf inventa la historia de un personaje: la hermana de Shakespeare. ¿Por qué creen que la autora hace esto? ¿Cuál es la intención?
b) ¿Qué
diferencias se plantean (en términos de educación y de expectativas de sus
padres) entre este personaje imaginario y William Shakespeare?
c) ¿Por
qué les parece que la lectura y la escritura eran considerados una “pérdida de
tiempo” para una mujer?
d) En el
segundo fragmento, Virginia Woolf habla de un cambio revolucionario a fines del
siglo XVIII: ¿por qué lo califica de ese modo? ¿Ustedes acuerdan con esa
valoración?
e) Woolf
sostiene que las obras literarias son el producto de una tradición a la que las
escritoras fueron aportando durante muchos años. Pensando en esto, ¿por qué
afirma que “Todas las mujeres juntas deberían echar flores sobre la tumba de
Aphra Behn”?